jueves, 18 de agosto de 2016

El mejor truco que inventó el diablo fue convencer al mundo de que no existía.


Esta contundente frase que nos ha acompañado los últimos meses es el perfecto resumen de la fantástica e icónica película de los 90 dirigida por un Bryan Singer en estado de gracia: Sospechosos habituales.

Dave Kujan (Chazz Palminteri), agente de aduanas, interroga a Roger Verbal Kint (Kevin Spacey), un lisiado estafador de poca monta, único superviviente del misterioso incendio de un barco en el puerto de San Pedro (Los Ángeles), que dejó 27 víctimas… todas ellas aparentemente asesinadas.


Durante el interrogatorio, Verbal Kint cuenta que todo empezó seis semanas antes, cuando, tras una rueda de reconocimiento en la comisaría de Los Ángeles junto a otros cuatro delincuentes, los cinco sospechosos habituales planearon lo que en principio iba a ser un sencillo golpe… hasta que sale a la luz el nombre de Keyser Söze, un peligroso criminal del que todos hablan y al que todos temen, pero nadie conoce. Es entonces cuando Verbal cita a Charles Baudelaire:


“El mejor truco que inventó el diablo fue convencer al mundo de que no existía”


Para luego, haciendo referencia a Keaton (Gabriel Byrne), el supuesto cabecilla de la banda, alargar la sombra que rodea al enigmático Söze:


Keaton siempre decía: 'Yo no creía en Dios y, sin embargo, lo temo'. Pues yo creo en Dios y la única cosa que me asusta es Keyser Söze


A partir de ahí la película trata de destapar quién está detrás de ese nombre húngaro que parece ser la pieza central sobre la que gira todo el misterio.


 Construída a base de continuos flash backs que mantienen al espectador hipnotizado hasta el impactante final, la segunda película de Bryan Singer derrocha ingenio y frescura por todos sus costados. Para ello contó el director neoyorquino con el guionista y amigo Christopher Mcquarrie, que creó una original historia que, a la postre, ganaría el Óscar al mejor guion original en la ceremonia de 1995.


Otro punto fuerte es el excepcional elenco actoral, encabezado por el magistral Kevin Spacey –tercera aparición en nuestra sección Frases de Cine, cuyo papel de frágil tullido le aportó su primer Óscar, como Mejor actor de reparto; acompañado de nombres como los ya mencionados Byrne y Palminteri, Benicio del Toro, Pete Postlethwaite, que dan lustre y oficio a este fantástico thriller que el compositor John Ottman impregna de oscuridad y suspense con una inquietante y acertada partitura.


Una de las grandes cintas del final de milenio pasado, convertida en película de culto, con uno de los mejores y más inquietantes finales que se recuerde. Una película fascinante que, una vez vista, no te podrás sacar de la cabeza.



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