"Demasiados observadores y pocos jugadores.."
El alcance y repercusión que tienen las nuevas tecnologías
en nuestra sociedad hoy en día llega incluso a desbordarnos. Lo observamos
estos días con ese fenómeno llamado Pokémon Go, por el que millones de personas
en todo el mundo se lanzan a las calles a la desesperada caza de bichos
virtuales que sólo pueden ver a través de sus teléfonos móviles, provocando
enormes trastornos en el día a día de las ciudades.
Vee (Emma Roberts), una joven y tímida estudiante de Secundaria
que pasa más bien desapercibida en el instituto, acaba siendo la protagonista
de un juego en el que gente anónima (los llamados “observadores”) dicta las
normas y pruebas que tienen superar los participantes para ganar la partida.
Después de 24 horas, sólo puede quedar uno.
En su partida, Vee se topa con Ian (Dave Franco), el misterioso y apuesto joven de la moto, con el que recorrerá la ciudad
de Nueva York, venciendo retos cada vez más complicados.
Basada en la primera novela de la joven escritora
estadounidense Jeanne Ryan, la historia muestra el peligro de la popularidad
que ofrece Internet y las redes sociales, donde la gente hace las cosas más
insospechadas para gustar y llegar más a la gente.
Además de un ritmo trepidante, que va perdiendo gas a medida
que se acerca al desenlace, la película cuenta para los papeles protagonistas
con dos jóvenes promesas con padrinos en la industria: la
preciosa Emma Roberts –hija del villano por antonomasia, Eric Roberts, y
sobrina de la eterna pretty woman, Julia Roberts– y Dave Franco –hermano
pequeño de James Franco. Un buen gancho para el público adolescente, como el
que abarrotaba la sala donde me encontraba.
En fin, una película de actualidad que muestra el poder que
pueden ejercer Internet y las redes sociales en una sociedad cada vez más
enferma de identidad personal; un futuro que resulta cada vez menos lejano y
más inquietante.
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