El móvil, ese aparatito del demonio que nos acompaña a todos los lados, está cogiendo tal protagonismo en nuestras vidas que nos está creando una total dependencia. En él confiamos y guardamos muchas de nuestras confidencias y buena parte de nuestra vida privada.
Pero ¿qué pasaría si compartieses las llamadas y mensajes que intercambias con tus amigos y ellos conocieran así todos tus pensamientos y sentimientos más secretos?
En esta tesitura nos hemos encontrado al ver esta joya -recomendada por una joven cinéfila italiana- que triunfó en los pasados premios Donatello (los Goya italianos), acaparando los premios a mejor película y mejor guion.
Sin desvelar mucho de la película, sólo comentaremos que
cuenta con un ingenioso guion que disecciona como si de un preciso
bisturí se tratase las relaciones humanas: las que se
mantienen con amigos de toda la vida o la pareja.
"Todos tenemos tres vidas, una vida pública, una vida privada y una vida secreta" (Gabriel García Márquez)
La acción transcurre en una noche de eclipse lunar y prácticamente se desarrolla en un único escenario, lo cual aporta un aire teatral a la obra. Ello le da además mayor empaque a una historia perfectamente mantenida por unos solventes actores que, impregnados hasta la médula de las distintas personalidades de los personajes, ofrecen un trabajo redondo.
Tal es el impacto que ha tenido esta película que el director Alex de la Iglesia empezará a rodar este octubre el remake español de esta sutil comedia italiana. Sin más dilación, os insto a que disfrutéis de ella y os dejéis llevar por la reflexión y el debate que nos plantea.
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