miércoles, 8 de marzo de 2017

MANCHESTER FRENTE AL MAR (Kenneth Lonergan, 2016)

“Heridas que no cierran”




El peso de la culpa y la desolación que esta produce sólo puede ser entendido en la piel de quien la sufre. Muchas veces puede acompañarnos hasta que decidimos enfrentarnos al pasado, plantarle cara; otras, el vacío es tan desmesurado que nos desborda y, totalmente bloqueados, nos resignamos.


Lee Chandler (Casey Affleck), un tipo solitario, se ve obligado a regresar a su pueblo natal por el fallecimiento de su hermano; allí, además de los trámites funerarios, tendrá que hacerse cargo de su sobrino de 16 años. La vuelta a sus raíces le hará enfrentarse a un pasado trágico que le hizo separarse de su mujer.




Kenneth Lonergan, aquí director y guionista, escribe un acertado libreto que va introduciendo al espectador, de forma pausada (muy lenta, diría yo) pero implacable, en la cruda historia que vive el protagonista hasta quedar, sin darte cuenta, atrapado en ella.




Con un Casey Affleck, ausente total de emociones, reflejando a la perfección el abismo formado en su interior, y una Michelle Williams desbordando naturalidad, la película llega a un punto álgido en una escena protagonizada por ambos hacia el final. Cabe destacar además el papel, como sobrino adolescente, de Lucas Hedges, que se desenvuelve como pez en el agua en estos terrenos tan pantanosos con un toque de humor que se agradece.




Una dura y conmovedora historia que demuestra los devastadores efectos que pueden provocar en los seres humanos ciertas tragedias personales. 

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