La grandeza del cine es insondable. Una de sus posibilidades
es hacer visible temas que no tienen mucha repercusión en medios, bien porque
no interesan, bien porque hay muchos que sacan beneficios. Esta cinta nos trae a nuestra
cómoda situación la realidad del África profunda: niños soldado, limpiezas
étnicas, muertes originadas por el coltán, mineral imprescindible para la
fabricación de móviles, etc.
Con la excusa de buscar a su hermana Sara, desaparecida mientras trabajaba como médico para una ONG en el Congo, Laura emprende un viaje iniciático en el que conocerá el horror en uno de los lugares más peligrosos del mundo.
Con un incuestionable trabajo de producción que nos regala
imágenes muy interesantes, se trata de otra película española que explora el
exotismo de otras tierras; ésta, además, dando protagonismo a un personaje
femenino –encarnado por Belén Rueda–. Son dos puntos a favor que tiene la
cinta, que funciona como documental de denuncia… pero cuya historia apenas
logra engancharnos, hacernos vibrar, emocionarnos. Entre lo más salvable, la
actuación del debutante Iván Mendes, cuyo sugerente personaje esconde una gran
cantidad de matices.
Una reivindicativa cinta que sirve para mostrar una de esas
realidades que aparentemente nos pillan tan lejos y, sin embargo, son más
cercanas de lo que imaginamos.
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