A partir de la histórica rivalidad que mantuvieron en los
años 60 la marca de automóviles norteamericana Ford y la italiana Ferrari, y
con el punto de mira en la mítica carrera de las 24 horas de Le Mans de 1966,
descubrimos la intrahistoria de una amistad que hizo fraguar el proyecto de la
gigante Ford.
En 1965, Henry Ford II quiere dar un impulso a la marca heredada de su abuelo, y para ello encarga a Carroll Shelby la tarea de derrotar al todopoderoso Ferrari en Le Mans. Shelby, único norteamericano que ha ganado allí, conoce al hombre que puede hacerlo: el piloto Ken Miles.
Carroll Shellby trata de convencer a su buen amigo Ken Miles. |
James Mangold nos lleva a los 60, montados en un Ford GT40,
para hacernos vibrar con las trepidantes carreras de unos años en que los
frenos parecían lo menos importante, haciéndonos sentir las siete mil
revoluciones por minuto con una impecable factura técnica.
Las preciosas máquinas italianas de Enzo Ferrari eran el rival a batir. |
Es maravillosa la recreación de las fábricas, los coches,
los circuitos, pero sobre todo lo es la relación entre los dos protagonistas,
aunténtico eje alrededor del cual gira la historia. Con un camaleónico
Christian Bale, que borda su papel de meticuloso y difícil piloto de carreras,
perfectamente compenetrado con el buen hacer de Matt Damon. Todo ello
apuntalado con un buen guion y una banda sonora acorde.
Los dos amigos tras la carrera final. |
Una de esas películas que gusta ver en el cine por su puesta
en escena y que hará gozar especialmente a los amantes de los coches y la
velocidad.
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