La nueva película del infatigable Martin Scorsese se basa en la novela homónima que David Grann publicó en 2017, a su vez basada en el exterminio real que padeció el pueblo Osage, asentado en la tierra de Oklahoma, debido a la gran cantidad de petróleo que emanaba su terreno, y que llevó a la creación del FBI.
Scorsese ha elegido un tema espinoso, escondido y poco
conocido de la historia negra de los Estados Unidos para su último trabajo, centrándose
en la figura de Mollie Burkhart, una de las hermanas de una familia Osage
masacrada.
Gladstone, De Niro y Di Caprio forman el trío protagonista. |
Los hechos retratados, la impunidad con la que actúan los
personajes, son diseccionados, a través de la lupa del director neoyorquino,
con extremo detalle, sin ninguna floritura, de manera seca y directa,
subrayando la miseria y la falta de escrúpulos de los americanos que fueron a
aquellas tierras para acabar con todo un linaje sólo para quedarse con sus
tierras y propiedades. Las tres horas y media de lento metraje, aunque se dejan
ver, me parecen exageradas para contar la historia, algo que puede echar para
atrás al espectador.
Molly junto a sus hermanas, en el punto de mira de los americanos. |
Marty reúne a sus dos actores fetiche en una misma cinta: el
legendario Robert de Niro, como empresario afincado en tierra Osage, con los
que parece querer colaborar, cuando en el fondo sólo quiero acabar con ellos,
en una interpretación marcada por la exageración gestual que le dio el éxito en
la comedia Los padres de ella, pero que aquí resulta impostada; y Leonardo di
Caprio, con una buena actuación para un personaje poco memorable, un hombre de
pocas luces, totalmente manipulable por su tío, incapaz de despertar la empatía
del público. Sí que destacamos la actuación de la actriz americana de
procedencia india Lily Gladstone, en el papel de mujer india acosada.
Tom White (Plemmons), agente de la naciente FBI, investiga los asesinatos. |
En definitiva, un trabajo bastante menor de uno de los
principales creadores de ficción de las últimas décadas, con el que intenta
sacar a la luz uno de los episodios más escabrosos de América para intentar
honrar la memoria de los Osage. Una pena que el resultado final no responda a
las mimbres con las que disponía el bueno de Scorsese.
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