"Nunca traiciones a tus amigos y mantén la boca cerrada"
La frase que nos ha estado guiando durante estas semanas nos
lleva junto a la familia, pero no a la familia que te corresponde y que no
eliges, que te toca por el simple hecho de nacer, no, nos referimos a la FAMILIA en mayúsculas,
esa que mientras todo vaya bien, pagues religiosamente y no la cagues, te será
fiel hasta el final pero que, si por un casual tratas de joderla o intentas ser
más listo que ella, arremeterá contra ti sin piedad alguna.
Estamos hablando de la magistral película “Uno de los nuestros” (1990), de nuestro querido y admirado Martin Scorsese y protagonizada por la espectacular
terna de actores compuesta por Robert de Niro, Ray Liotta y Joe Pesci.
“Que yo recuerde desde que tengo uso de razón quise ser un
gánster”, con esta sugerente y directa frase, dicha con voz en off por el
personaje interpretado por Ray Liotta, da comienzo este vertiginoso viaje a las
profundidades de la mafia neuyorquina, a través de los ojos de Henry Hill (Liotta),
el cual desde pequeño se sentía atraído por la vida que llevaban los
gánsters de su barrio y que a la edad de 13 años deja los estudios para unirse
a ellos.
La voz en off de Ray Liotta nos va detallando cómo funciona
el engranaje mafioso. En el momento en el que pides ayuda a la familia, ya te
debes a ella en cuerpo y alma, te maneja a sus anchas, te exprime y cuando ya no te queda
nada más, no sirve excusa alguna para que no continúes debiéndoles su dinero:
“¿El negocio va mal? Jódete, paga. ¿Hubo un fuego? Jódete,
paga. ¿Al sitio le cayó un rayo?, Jódete, paga.”
Brillante cinta que recoge todos los recursos que han encumbrado
a su director a los altares del Olimpo cinéfilo; cuidados planos secuencia que
recorren cualquier rincón por oscuro que sea, importante papel de la voz en off
que nos sumerge de lleno en lo que se está contando, ritmo trepidante con
jugosos diálogos, brillantes interpretaciones, memorable la de Joe Pesci. Todo ello acompañado de una gran selección musical para su banda sonora y aderezado de un sutil humor negro.
Inolvidable escena de la película:
En definitiva una milimétrica radiografía de los entrañas
más oscuras de la mafia que te atrapa desde el primer minuto de su metraje y
que no te suelta hasta que empieza a sonar la caótica versión de "My Way" interpretada por Sid Vicious.
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