martes, 11 de agosto de 2015

¿El negocio va mal? Jódete, paga. ¿Hubo un fuego? Jódete, paga. ¿Al sitio le cayó un rayo?, Jódete, paga.

"Nunca traiciones a tus amigos y mantén la boca cerrada"


La frase que nos ha estado guiando durante estas semanas nos lleva junto a la familia, pero no a la familia que te corresponde y que no eliges, que te toca por el simple hecho de nacer, no, nos referimos a la FAMILIA en mayúsculas, esa que mientras todo vaya bien, pagues religiosamente y no la cagues, te será fiel hasta el final pero que, si por un casual tratas de joderla o intentas ser más listo que ella, arremeterá contra ti sin piedad alguna.

Estamos hablando de la magistral película “Uno de los nuestros” (1990), de nuestro querido y admirado Martin Scorsese y protagonizada por la espectacular terna de actores compuesta por Robert de Niro, Ray Liotta y Joe Pesci.


Que yo recuerde desde que tengo uso de razón quise ser un gánster, con esta sugerente y directa frase, dicha con voz en off  por el personaje interpretado por Ray Liotta, da comienzo este vertiginoso viaje a las profundidades de la mafia neuyorquina, a través de los ojos de Henry Hill (Liotta), el cual desde pequeño se sentía atraído por la vida que llevaban los gánsters de su barrio y que a la edad de 13 años deja los estudios para unirse a ellos.

La voz en off de Ray Liotta nos va detallando cómo funciona el engranaje mafioso. En el momento en el que pides ayuda a la familia, ya te debes a ella en cuerpo y alma, te maneja a sus anchas, te exprime y cuando ya no te queda nada más, no sirve excusa alguna para que no continúes debiéndoles su dinero:

¿El negocio va mal? Jódete, paga. ¿Hubo un fuego? Jódete, paga. ¿Al sitio le cayó un rayo?, Jódete, paga.


Brillante cinta que recoge todos los recursos que han encumbrado a su director a los altares del Olimpo cinéfilo; cuidados planos secuencia que recorren cualquier rincón por oscuro que sea, importante papel de la voz en off que nos sumerge de lleno en lo que se está contando, ritmo trepidante con jugosos diálogos, brillantes interpretaciones, memorable la de Joe Pesci. Todo ello acompañado de una gran selección musical para su banda sonora y aderezado de un sutil humor negro.

Inolvidable escena de la película:


En definitiva una milimétrica radiografía de los entrañas más oscuras de la mafia que te atrapa desde el primer minuto de su metraje y que no te suelta hasta que empieza a sonar la caótica versión de "My Way" interpretada por Sid Vicious.


Una obra maestra que este año ha cumplido los 25 años y tienes que ver si o si, por lo menos un par de veces en tu vida..

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