"Nada es lo que parece…"
Cuando no tienes ni la
menor idea de qué te va a deparar una película, como poco, enigmática, todo lo
que vas descubriendo de ella puede sorprenderte, y mucho, para bien o para mal.
Es lo que me ocurrió a mí con esta cinta… y algo parecido es lo que va
sufriendo su protagonista.
Michelle (Mary Elizabeth
Winstad), tras sufrir un aparatoso accidente de coche, despierta en un sótano,
retenida por dos hombres. Howard Stambler (John Goodman), paranoico de las
conspiraciones que ha curado sus heridas, le explica que encerrada allí estará
a salvo de la atmósfera exterior, irrespirable tras un ataque químico.
Pero Michelle no se deja
convencer, en un principio, por los argumentos de su captor, y la tensión se
irá extendiendo en el sótano a medida que busca respuestas entre los resquicios
de la historia de Howard.
Sorprendente historia
producida por J.J.Abrams y dirigida por el debutante Dan Trachtenberg. Con un
bajo presupuesto, consigue atrapar al espectador en una claustrofóbica trama
psicológica en la que quedará desprotegido ante los vaivenes de un inteligente
guión.
Tanto Winstad, en el papel
de una chica que se da de bruces con una realidad inimaginable, como el veterano
Goodman, como ambiguo americano paranoico de la seguridad y las catástrofes,
ayudan con sus memorables actuaciones a potenciar el halo de misterio y
suspense de la historia.
No hay mucho más que
contar de la película: sorprenderá de principio a fin, sin dejar a nadie
indiferente por el camino. Una rareza entre el cine comercial.
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