"Acantilados de silencio.."
Hay acantilados maravillosos en este país
privilegiado que es España y que podemos disfrutar en sus interminables costas
y preciosas islas, pero hoy otros psicológicos y emocionales que hacen a las
personas que los padecen sentirse culpables y vulnerables, llevándoles a
arrojarse a la búsqueda desesperada de sus identidades y motivaciones personales.
Gabriel (Daniel Grao), que tiene una vida cómoda pero no
completa, recibe una inesperada llamada de la policía que le informa de que se
ha producido un suicidio colectivo en Canarias
de una secta, de la que su hermana pequeña Cordelia (Ingrid García Jonsson), con la que no tiene
contacto desde hace años, era adepta y que ahora se encuentra en paradero
desconocido.
Gabriel, fiscal de oficio, decide viajar a las
islas e intentar esclarecer lo que está ocurriendo. Allí conocerá a Helena (Juana Acosta), compañera
de piso de su hermana, que le ayudará, en todo lo posible, a encontrarla. Entre
los dos y la angustiada policía (Goya Toledo) encargada del caso tratarán de resolver el
misterio.
Esta es la versión libre que
hace la directora navarra Helena Taberna de la novela “El contenido del
silencio”, de Lucía Etxeberría, que relata el intento real de suicidio colectivo que
querían llevar a cabo los integrantes de una secta en Canarias a finales de los
90. A partir de este hecho la directora crea un thriller lleno de silencios
mientras los personajes buscan sus respuestas. La película mantiene el interés a lo
largo de su metraje, quizás pierde fuerza en su segunda mitad al no profundizar
más en la oscuridad de los protagonistas y meter ciertas acciones con calzador.
A destacar; el uso fluido que hace la
directora del flashback que intercala con naturalidad en el transcurso de la
acción, el gran reparto, en el que destaca Ana Gracia como amenazadora líder espiritual
de la secta, y el enigmático e impresionante entorno natural de la isla de Gran
Canaria que se convierte en personaje principal de la historia.
Una cinta sobre el poder que pueden ejercer las
sectas en personas necesitadas de afecto sobre todo en tiempos de crisis, tanto
económicas como de valores.
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