miércoles, 16 de noviembre de 2016

SULLY (Clint Eastwood, 2016)

"El precio de hacer las cosas bien"



Hace poco el anciano y muy americano Clint Eastwood fue noticia por dar su apoyo público al candidato republicano Donald Trump, quien, ante la aparente sorpresa del mundo, finalmente alcanzó la presidencia de los todopoderosos Estados Unidos. Ahora nos deja la historia de otro de los múltiples héroes americanos que habita el planeta; esta vez, uno mucho más amable que el presentado en El francotirador.


Chesley Sullenberger “Sully” es un piloto aéreo que, en enero de 2009, debido a una avería en los dos motores del avión que dirigía, se vio forzado a aterrizar de urgencia en medio del río Hudson, salvando la vida a los 155 pasajeros a bordo del aparato, lo que inmediatamente le convirtió en un héroe nacional.




Este hecho fue objetivo de prensa y televisión, y las imágenes dieron la vuelta al mundo. Menos conocida, en cambio, fue la posterior investigación que llevó a cabo la Junta Nacional de Seguridad del Transporte y que tenía en el punto de mira a Sully, cuestionando su adquirido estatus de héroe.




Aunque es admirable que, a sus 86 años, Clint Eastwood no deje de rodar películas, también hay que apuntillar que últimamente la magia de su cine se está evaporando. Con esta película logra recrear el trauma y la confusión padecidos por el personaje durante la investigación; pero lo hace sólo de forma correcta. Durante gran parte del metraje, falta tensión y hace desconectar de lo que se nos está contando.




Ninguna pega hay que poner a ese pedazo de actor que es Tom Hanks, un clásico moderno, que, con una pasmosa naturalidad que pocos saben transmitir, se mete en el pellejo de un hombre normal que asume sin aspavientos la peligrosidad de su trabajo. También destaca el secundario Aaron Eckart como copiloto y sostén de Sully.




En resumen, una película que, de una forma plana y sin dejar nada a la sorpresa, cuenta una hazaña increíble de un ciudadano ejemplar que sólo hizo bien su trabajo.



P.D. Nuestra sociedad necesita más Sullys y menos Trumps.  

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