"En un lugar de la América profunda..."
Ocurre a veces que una película que, a priori, tenía todos los elementos para encajar en mis gustos recibe, de forma unánime, alabanzas de crítica y público, nominaciones, premios, presencia publicitaria continua… Entonces se enciende una luz de alarma en mi interior, ya que pocas veces se superan tantas expectativas. Algo así me sucedió con la película firmada por el dramaturgo británico Martin McDonagh.
Mildred Hayes (Frances McDormand), cansada de la inoperancia de la policía de Ebbing a la hora de resolver el asesinato de su hija, ocurrido meses atrás, decide tomar las riendas y, cargando contra las fuerzas policiales, dar visibilidad al caso mediante tres enormes carteles publicitarios a las afueras del pueblo. Una historia de la América profunda –la de la violencia, el racismo y la ignorancia– con reminiscencias del cine de Tarantino o el de los Coen.
Aunque es indiscutible su mérito como guionista y director, McDornagh parece empeñado en intentar sorprendernos continuamente, y esto provoca que la historia dé demasiados giros… la mayoría poco creíbles. Pasando del blanco al negro con demasiada facilidad, se echa en falta la paleta de grises que consiga engancharnos a la historia. Además, el humor negro que la inunda –en mi opinión, de manera abusiva– impide que la historia cale y convierte a muchos personajes –increíblemente locuaces la mayoría– en meras caricaturas.
Hay que resaltar, no obstante, la cuidada factura de la cinta y el buen hacer de un reparto estelar en el que sobresale McDormand, impecable en un papel que le va como anillo al dedo.
Una cinta que, a pesar de sus buenas mimbres, no logró que conectara con la historia ni con sus personajes. Espero que estos anuncios entren por vuestro ojo mejor que lo han hecho por el mío.
Ocurre a veces que una película que, a priori, tenía todos los elementos para encajar en mis gustos recibe, de forma unánime, alabanzas de crítica y público, nominaciones, premios, presencia publicitaria continua… Entonces se enciende una luz de alarma en mi interior, ya que pocas veces se superan tantas expectativas. Algo así me sucedió con la película firmada por el dramaturgo británico Martin McDonagh.
Mildred Hayes (Frances McDormand), cansada de la inoperancia de la policía de Ebbing a la hora de resolver el asesinato de su hija, ocurrido meses atrás, decide tomar las riendas y, cargando contra las fuerzas policiales, dar visibilidad al caso mediante tres enormes carteles publicitarios a las afueras del pueblo. Una historia de la América profunda –la de la violencia, el racismo y la ignorancia– con reminiscencias del cine de Tarantino o el de los Coen.
Aunque es indiscutible su mérito como guionista y director, McDornagh parece empeñado en intentar sorprendernos continuamente, y esto provoca que la historia dé demasiados giros… la mayoría poco creíbles. Pasando del blanco al negro con demasiada facilidad, se echa en falta la paleta de grises que consiga engancharnos a la historia. Además, el humor negro que la inunda –en mi opinión, de manera abusiva– impide que la historia cale y convierte a muchos personajes –increíblemente locuaces la mayoría– en meras caricaturas.
Hay que resaltar, no obstante, la cuidada factura de la cinta y el buen hacer de un reparto estelar en el que sobresale McDormand, impecable en un papel que le va como anillo al dedo.
Una cinta que, a pesar de sus buenas mimbres, no logró que conectara con la historia ni con sus personajes. Espero que estos anuncios entren por vuestro ojo mejor que lo han hecho por el mío.
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