"- ¿Por qué cree que ponen en duda su estado mental? - Porque no me estoy quietecito como un vegetal."

Esta frase ha estado ondeando durante ya mucho tiempo en la página principal de nuestro blog. Está sacada de la maravillosa película de 1975 “Alguien voló sobre el nido del cuco”, del interesantísimo director checo Milos Forman, basada en la novela homónima escrita por el norteamericano Ken Kesey en 1962.

 

Randle McMurphy, un tipo problemático con un gran currículum de agresiones a la autoridad y un caso de estupro a sus espaldas, es trasladado a un hospital psiquiátrico, donde todos creen que se hace pasar por loco para evitar los trabajos en la cárcel y cumplir el resto de su condena en un ambiente más relajado. Sin embargo, termina convirtiéndose en una especie de salvador para los pacientes, a quienes ayuda a sentirse vivos de nuevo en medio de la represión a que son sometidos por parte de la doctora Ratched y el resto del personal.

 

Al principio de la película, en la entrevista que tiene McMurphy con el director del sanatorio John Spivey (interpretado muy creíblemente por Dean Brooks, auténtico director de la institución), este le pregunta por qué cree que ponen en duda su locura. Después de varias ingeniosas elocuciones, McMurphy acaba diciendo que la auténtica razón es que no se está inmóvil como lo podría hacer un vegetal.

 

La película es sensacional se mire por donde se mire, y ha sido la única en toda la historia del séptimo arte en conseguir los Oscars y los Globos de Oro de las 5 principales categorías: película, director, actor, actriz y guion adaptado. Refleja magníficamente una época en que los ciudadanos empezaban a reclamar libertades y derechos y se empezaba a hablar de la revolución sexual. La puesta en escena y la mirada de Forman es estremecedora, con unos impactantes primeros planos más largos de lo habitual, que generan gran tensión entre los personajes sin decir palabra alguna. La elección del reparto es exquisita: desde la deslumbrante actuación de Jack Nicholson, papel que le va como anillo al dedo, hasta la soberbia y heladora actuación de Louise Fletcher como la terrorífica Ratched (personaje que ha inspirado una serie recientemente), pasando por esa panda de locos geniales interpretados por grandes actores como Brad Dourif, Danny DeVito y Christopher Lloyd, entre otros, sin olvidar, por último, la imponente presencia de Will Sampson en la piel del “Jefe” Bromden. 

- ¿Por qué cree que ponen en duda su estado mental?
- Porque no me estoy quietecito como un vegetal.

 

Pero retomando la frase de la que partíamos, podemos decir que el sanatorio mental es una metáfora de la vida. Trasladándolo a los tiempos que vivimos, el espacio donde nos recluyen es internet; las medicinas y terapias se encuentran en las redes sociales; el tratamiento es dejar que nos creamos importantes al mostrar nuestra opinión a la red, una opinión que a nadie interesa y que, sin embargo, genera un ruido ensordecedor que no deja llegar las voces realmente interesantes y cualificadas. Y así nos tienen entretenidos, embobados entre algoritmos que controlan el contenido que se supone que nos interesa, totalmente sedados y anestesiados como los residentes del hospital psiquiátrico de Oregon. Nuestra única opción es encontrar al McMurphy que llevamos dentro, un antihéroe que trate de sacarnos de esa mezquindad, sometimiento y sumisión, y que nos haga abrir los ojos más allá de estas rejas invisibles que nos imponen.

 

 

Una excelente cinta, cargada de humanidad, emoción y brutalidad, que termina siendo un toque de atención para nuestras acomodadas actitudes.