No es habitual ir al cine para ver un cortometraje de apenas 30 minutos. Sin embargo, el hecho de llevar el sello de Pedro Almodóvar hizo que no dudara en ningún momento cuando una amiga me preguntó si me apetecía ver Extraña forma de vida. La acumulación de años y experiencias, encuentros y desencuentros, hace que, aunque sea en el subconsciente, quede siempre alguna puerta entreabierta: ¿cómo hubiera sido si…? Cuando te topas de frente con la luz que todavía emana de esa puerta es muy probable que tu cuerpo reaccione y experimente cosas en su interior.
Un reencuentro entre dos viejos amigos que hacen 25 años que no se ven hace revivir sentimientos escondidos entre los dos. Pero la visita puede que esconda una doble intención…
Ethan Hawke y Pedro Pascal son dos pistoleros que se reencuentran tras 25 años. |
Rodado en el icónico desierto almeriense de Tabernas y estrenado en la sección oficial del pasado festival de cine de Cannes, el manchego ilustre crea un auténtico western, cargado, eso sí, de sentimientos ante los cuales los protagonistas reaccionan, contando una historia llena de matices, remordimientos, pero sobre todo cargada de deseo y pasión. El famoso fado de Amalia Rodrigues, cuya letra sugiere que la existencia más extraña es aquella que se vive de espaldas a tus propios deseos, da título a la cinta.
El reencuentro está cargado de pasión y tensión sexual. |
Almodóvar cuenta con dos rutilantes estrellas de Hollywood, Ethan Hawke y Pedro Pascal, para los dos pistoleros, y con dos de sus colaboradores habituales, el donostiarra Alberto Iglesias, a la música, y el veterano José Luis Alcaine, encargado de la fotografía, en la que el enigmático desierto de Tabernas cobra un gran protagonismo.
Los protagonistas hace 25 años eran unos jóvenes muy fogosos. |
Una experiencia satisfactoria que nos deja con la miel en los labios, ya que nos gustaría saber un poco más sobre la vida futura de estos dos hombres viviendo en un rancho….
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