“¿Qué hubiera pasado si…?”
Me ha
costado escribir sobre esta película. Es una historia que me ha calado
muy profundamente, me he sentido muy identificado en ciertas partes de
la historia. La vida que vivimos sólo la podemos vivir una vez, y
durante ese trayecto suben y bajan muchas personas; con alguna de ellas
se crea una conexión tan especial que trasciende el tiempo y el espacio.
Estamos ante una delicada y hermosa ópera prima de Celine Song,
inspirada en su propia experiencia.
Nora y Hae Sung
son dos grandísimos amigos de la infancia que perdieron el contacto
cuando la familia de Nora emigró desde Corea del Sur a Canadá. Varios
años después se reencuentran online, manteniendo una intensa relación
durante una semana que les hará enfrentarse a sus distintas vidas.
Song
debuta en el largometraje con una sutil película que nos habla sobre el
paso del tiempo, el amor, la distancia, las renuncias, las apuestas. La
película se divide en tres actos: la infancia de ambos en Corea del
Sur, que nos muestra la fuerte relación que tenían entre ambos; la
segunda, la relación que mantienen a distancia, cuando ella estudiaba
teatro en Nueva York; y la tercera, el presente que los junta en Nueva
York, con Nora casada con Arthur.
Las
interpretaciones son muy sólidas, creando unos personajes llenos de
empatía entre ellos a pesar de las fuerzas internas y los posos del
pasado. Personajes que hablan con los gestos y las miradas. La directora
crea una historia que no pierde ritmo en ningún momento; de apariencia
sencilla, desarrolla, sin embargo, una compleja trama cargada de
honestidad.
Una íntima cinta que emociona; sin
florituras, nos enfrenta a nuestras vidas. Porque en este viaje que es
la vida hay personas que dejan una huella imborrable. Una película que va directa a nuestro apartado de RECOMENDAMOS.
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