martes, 12 de enero de 2016

STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (J.J Abrams, 2015)

"Vale, es más grande... ¿y qué?"


Soy fan de Star Wars desde un remoto seis de enero en que, bajo las luces y guirnaldas y bolas del árbol, apareció el pack VHS de la trilogía original. Era el tiempo en que recibía –¡paradoja!– cintas Disney en cada cumpleaños o Navidad, y me sorprendió comprobar que aquéllas no eran para mí… sino para mi padre. No recuerdo si la vi entonces con él, pero sí que me enamoré del montón de chatarra y el estruendo de los X-Wing rompiendo el espacio y el zumbante encender de los sables láser. Luego vino la nueva trilogía y uno vio La amenaza fantasma más veces (¡muchas más!) de las que ahora quisiera admitir. Qué quieren: tenía siete años.

Cuento esto para advertir que soy lo que podría llamarse “un fan acérrimo”.

Pues bien, llegó el 17 de diciembre y no hice cola en los cines. Supongo que algo en mí quería evitarme una decepción. Tardé doce días en decidirme y, dos horas después, permanecía aplastado en la butaca: no sabía si me había gustado o no (esa forma de decir sin hacerlo que algo no te ha gustado). Así que la vi otra vez.


Un robot rechoncho y rodante, portador de información vital para los rebeldes y el Imperio, acaba perdido en un planeta desértico, donde lo encuentra un héroe inadaptado que no conoce a su familia pero que, se intuye, es descendiente de alguien importante. Los persigue un villano enmascarado también descendiente de alguien importante. Después de muchos disparos, logran huir a bordo del Halcón Milenario, junto a Han Solo y Chewie. Ya con la Alianza Rebelde, organizan un plan para destruir la Estrella de la Muerte –un arma de destrucción masiva a escala planetaria–, cosa que en última instancia consigue una treintena de X-Wing sobrevolando una angosta trinchera protegida por una batería de turboláser y decenas de cazas Tie. 



Efectivamente, el resumen corresponde al "Episodio IV (Una nueva esperanza, 1977)", el primero de la saga, y no al recientemente estrenado El despertar de la fuerza; pero es que las referencias o guiños –más bien planos, escenas, estructuras calcadas– son tan numerosos que la nueva cinta traspasa la frontera del homenaje para invadir tierras del remake.

Pero el sable en la nieve y la pasarela son de El Imperio contraataca; pero la Alianza Rebelde se llama Resistencia y el Imperio, Primera Orden; pero la Estrella de la Muerte es mucho, muuucho más grande, Tatooine sólo tiene un sol y Yoda no es verde, sino naranja. Es verdad, perdón, El despertar de la fuerza no es un remake: es una parodia, una caricatura.



Ya lo había advertido Bob Iger, jefazo de Disney, en una entrevista: “Sigo diciéndole a Abrams que ésta es una película de 4000 millones [cifra que la compañía pagó por los derechos de Star Wars]”. Prudencia extrema. Nada de innovaciones o experimentos; había que evitar la polémica suscitada por las precuelas y caminar sobre seguro. Así que Abrams hizo la película que George Lucas creía que los fans querían; los fans, aquellos “nostálgicos” que, según él, no habían entendido la anterior trilogía.

George Lucas, con los bochornosos resultados de sobra conocidos, intentó en las precuelas aportar algo nuevo a lo que ya había. Abrams, en cambio, respeta el material original; lo respeta tanto que el respeto acaba por convertirse en cobardía: falta de originalidad


El despertar de la fuerza no es una película genial, como sí lo es "El Imperio contraataca (1980)", ni tampoco una película pésima, como sí lo es "La amenaza fantasma (1999)". Es una película. Una película de aventuras normalita, como tantas otras que se estrenan últimamente.


Y es una pena, porque, a pesar de todo, El despertar de la fuerza trata de recuperar la esencia de Star Wars: un culebrón familiar con aires de western intergaláctico.

Y además sale Han Solo.


P.D. No puedo esperar para ver La Primera Orden contraataca.


3 comentarios:

  1. Esperemos que la cosa mejore con las que hay por llegar..

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  2. Respuestas
    1. A ti te va más el acero que usan los samuráis para la elaboración de sus katanas, Hattori Hanzo..

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