"Israel no negocia con terroristas"
De lamentable y trágica actualidad tras
la muerte, hace unas semanas en La Franja de Gaza, de sesenta palestinos por
causa de los disparos del ejército israelí durante las protestas por el
traslado de la embajada de EE.UU. a Jerusalén. Así nos llega esta cinta, basada
en hechos reales, que refleja el conflicto palestino-israelí a mediados de los
setenta.
En 1976 un avión de la compañía aérea Air
France que hacía el trayecto París-Tel Aviv con casi doscientos cincuenta pasajeros
a bordo fue secuestrado en pleno vuelo por dos palestinos del Frente Popular
para la Liberación de Palestina y dos ciudadanos alemanes
que apoyaban la causa, que lograron desviarlo hacia Uganda. Exigían la
liberación de cincuenta palestinos como intercambio por los rehenes.
Se trata de una película en principio
interesante, que puede verse desde varios ángulos: las contradicciones de los
activistas alemanes; la tensa lucha por la negociación librada, dentro del
gabinete israelí, entre el ministro de Defensa Shimon Peres y el primer
ministro Yitshak Rabin; la inquietante espera del soldado israelí pendiente de
una orden para entrar en acción. Todo ello intercalado en una caótica
coreografía que quiere servir de metáfora de una guerra que nunca llega a su
fin.
El tono documentalista del comienzo va
tornándose poco a poco en el de un thriller que, sin embargo, a pesar de las
buenas intenciones del director de Narcos, no alcanza la tensión
necesaria para mantener en vilo al espectador y termina pasando muy por encima
por personajes fundamentales en el conflicto.
Una película que intenta retratar un
episodio más del interminable y sangriento conflicto entre palestinos e
israelíes, que, pese a la eterna actualidad del tema, no termina de enganchar.
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