Hoy nos decantamos por un cine de entretenimiento que mezcla
de forma descarada y sin prejuicios el cine bélico, el de terror y el de
ciencia ficción. El resultado, un curioso híbrido de lo más interesante y
disfrutable.
Unos paracaidistas estadounidenses aterrizan en zona enemiga
para realizar una peligrosa misión que resultará crucial para el devenir de la
II Guerra Mundial. Cuando llegan a una aldea francesa controlada por los nazis
se irán dando cuenta de los peligrosos experimentos que esconde el ejército
alemán.
Con un comienzo atronador y espectacular, la película capta
nuestra atención desde el primer momento con ese aroma a cinta de serie B, que,
sin embargo, enseguida se desvela como una gran producción, con el sello de
J.J. Abrams, y que en muchas ocasiones parece sumergirnos en uno de esos
videojuegos en primera persona al estilo de Wolfenstein.
La cinta nos muestra en primera persona los horrores de la
guerra, pero también profundiza en la moral de los jóvenes soldados que son
arrojados al infierno. Cuenta con un puñado de interesantes actores no muy
conocidos, además de Wyatt Russell (hijo del mítico Kurt Russell), que hacen
más atractivo si cabe el producto.
Una película que encantará a los devoradores del cine fantástico
pero que también va a hacer las delicias de cualquier cinéfilo que busque pasar
un rato entretenido.
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