miércoles, 3 de julio de 2019

TOY STORY 4 (Josh Cooley, 2019)

"El camino de Woody..."




Me temía lo peor justo antes de empezar la película. Con el cine inundado como estaba por una horda de niños, niñas, adolescentes, madres y padres muy ruidosos. Sin embargo, como otras veces, la maravillosa historia que nos cuentan los juguetes de Pixar hizo que tanto pequeños como mayores no perdiésemos el mínimo detalle y fuese una proyección de lo más emotiva, con sonrisas y lágrimas.


El vaquero Woody y el resto de juguetes viven en casa de Bonnie, quien, en su primer día de guardería, tendrá que crear un nuevo juguete con sus propias manos: Forky. El empeño de Woody por cuidar a su niña le llevará a una nueva aventura que le traerá un apasionante y revelador reencuentro con alguien muy especial.


Bonnie con Forky, su nuevo juguete creado a partir de un tenedor de plástico.


Cuando ya parecía que era imposible otra entrega de los juguetes más famosos del cine, la pandilla de Pixar se inventa una nueva historia que divierte y entretiene a los más pequeños al tiempo que emociona y enternece a los más mayores. El encargado de dirigir esta aventura es el debutante Josh Cooley, un dibujante que empezó como becario en la compañía allá por el 2003.


Woody haciendo que Forky se integre lo mejor posible en su nueva vida.


Los creativos de Pixar han apostado por un maravilloso personaje femenino: la muñeca de porcelana que hacía de pie de lámpara en la habitación de Molly, y que ahora reaparece con una fuerza inusitada para convertirse en una auténtica heroína. Tanto los personajes ya conocidos como los nuevos completan magistralmente la historia, y en ningún momento surge la sensación de que sobre algo.


Bo Peep, la auténtica heroína de la historia.


De una excelente manufactura que cuida el detalle al milímetro, la cuarta parte de Toy Story es la excusa perfecta -tanto si tienes niños como si no- para acercarte a tu cine más próximo y dejarte atrapar de nuevo por el ingenioso y maravilloso mundo de estos carismáticos juguetes. No dejemos nunca de jugar.

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