miércoles, 27 de marzo de 2019

EL GORDO Y EL FLACO (STAN & OLLIE) (Jon S. Baird, 2018)

“El humor es la verdad; el ingenio es una exageración de la verdad”




El director escocés Jon S. Baird nos regala con esta película un biopic poco al uso de Stan Laurel y Oliver Hardy, más conocidos en castellano como el Gordo y el Flaco, uno de los dúos cómicos más celebres de todos los tiempos. Se centra en un periodo concreto de su carrera, cerca del ocaso profesional, que nos sirve para descubrir la verdadera esencia de sus personas.



Corre el año 1953, Laurel y Hardy, que han vivido tiempos mejores, deciden realizar una gira de despedida por teatros del Reino Unido, para intentar reflotar una carrera que parece algo estancada. Mientras, planean una última película juntos.


Laurel y Hardy en tierras británicas.


Muy bien documentada y hecha de una manera muy delicada y respetuosa, la historia nos muestra las entretelas de la estrecha relación –llena de complicidad, trabajo y sobre todo cariño– de una de las parejas humorísticas más reconocibles del Hollywood clásico. El resultado es un producto que nos atrapa desde el primer momento y que nos hace quererlos sin paliativos.


El Gordo y el Flaco en pleno show.


Con un guion y una dirección muy notable, que recrea al mínimo detalle los gags que hacían, la guinda del pastel la pone el magistral elenco con el que cuenta su director: tanto Steve Coogan como John C. Reilly están soberbios, dotando de una gran humanidad a sus personajes; pero tampoco hay que olvidarse de los papeles de las esposas, interpretadas por Nina Arianda y Shirley Henderson, que reflejan con total convicción el apoyo que cada una representaba para su marido.


Lucille (Shirley Henderson) e Ida (Nina Arianda) acompañando a sus maridos.


Una entrañable y bonita película que ahonda en la amistad y refleja la admiración y el afecto que el director siente por esta pareja. Para disfrutar más allá del gag.

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