“Los Trombey frente a Benoit Blanc”
Desde bien pequeño he sentido una gran atracción por las
historias de muertes aparentemente difíciles de resolver, en las que un
investigador se las tiene que ingeniar para resolver el misterio. Me encantaba
la Jessica Fletcher de “Se ha escrito un crimen” o el Hercules Poirot de la
legendaria Agatha Christie. Aquí Rian Johnson rinde un homenaje a esas
historias en las que hay que descubrir al culpable.
Harlan Trombey aparece muerto en su habitación justo después
de haber celebrado una fiesta por su 85 cumpleaños. Para resolver el misterio
se contratan de forma misteriosa los servicios del pintoresco detective Benoit
Blanc, quien tendrá que hacer frente a las mentiras y falsos testimonios de los
distintos miembros de la familia Trombey.
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La familia Trombley al completo con Harlan a la cabeza. |
Johnson nos regala una historia que combina lo mejor de las
películas clásicas de misterio con el suspense que trazan las pinceladas de
thriller. La historia avanza con una cadencia suave, y en algún momento parece
incluso que no va a pasar nada más, como cuando nos presenta –de manera muy
divertida, con unos diálogos brillantes– a cada uno de los peculiares miembros
de la familia del finado, pero finalmente estalla en el último tramo para
terminar resolviendo el tergiversado arcano.
Para ello, el director norteamericano cuenta con un
espectacular reparto coral (Jamie Lee Curtis, Don Johnson, Christopher Plummer,
Toni Collette, Michael Shannon, Chris Evans) que disfruta de sus
interpretaciones y que lo transmite al público. Destacamos la labor de un
Daniel Graig que da un toque muy divertido al detective y, en especial, la
interpretación de la actriz colombiana Ana de Armas, que rezuma talento en un
papel central sobre el que gira la trama.
En definitva, una
entretenida película donde ni nada ni nadie es lo que parece… ¿O tal vez si?
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