“Una es feliz y no se da cuenta”
La ópera prima de la directora vasca Alauda Ruiz de Azúa trata la maternidad con una historia completamente honesta y natural en la que no se pretende juzgar a ninguno de los personajes y que fue la triunfadora del pasado Festival de Málaga.
Amaia ha sido madre recientemente y se da cuenta de que se le hace muy grande. Durante una ausencia de su pareja por cuestiones laborales, decide retornar a casa de sus padres en un bonito pueblo costero vasco para compartir la crianza con ellos. Allí se dará cuenta de que, a pesar de ser madre, no deja de ser hija.
La llegada del bebé hace tambalear la estabilidad de la pareja. |
Ruiz de Azúa nos regala una emotiva película que, sin ningún tipo de artificio, nos habla de la maternidad y de todo lo que ello conlleva, con un sutil guion escrito por ella misma evitando caer en lo dulce o edulcorado. Aquí se habla de relación de pareja, de inestabilidad laboral, del papel de los abuelos, de recuerdos, de tradiciones, de infidelidad…
Laia Costa está estupenda en el papel de Amaia. |
Otro de los aciertos de la película es la evolución de Amaia, al principio totalmente desbordada con la llegada de su hijo, para después conectar con sus padres y tener que dedicarse a ellos pasando a ser el eje central de su hijo y de sus padres.
Ramón Barea y Susi Sánchez son los padres de Amaia. |
El elenco es maravilloso. Los personajes femeninos, interpretados por Laia Costa (Victoria) y Susi Sánchez, mantienen un duelo interpretativo que nos pone la carne de gallina, y están perfectamente complementados con Ramón Barea y Mikel Bustamente.
La presencia de las dos protagonistas suma a la historia. |
Una bonita cinta que nos abre los ojos a una maternidad que difiere mucho a la ideal que mucha gente propaga, porque ser mujer no es sinónimo de madre.
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