"Matar es fácil, lo difícil es convertirse en asesino"
Estamos ante una película cuanto menos sorprendente, con una
puesta en escena muy llamativa en la que una voz en off, la del propio
protagonista, va diseccionando el comportamiento de un sicario mientras
transcurre la historia que se va desarrollando.
Un meticuloso y observador asesino a sueldo al que le
encanta su trabajo y que está acostumbrado
a liquidar a gente, le llega un último encargo que no puede ejecutar por
ciertas circunstancias. Una vez tomada esa decisión, tiene que descubrir quien
ha contratado dicha ejecución para no dejar ningún cabo suelto, ya que en esa
profesión “quién no acaba su trabajo, está muerto”. Toda la cinta es una
carrera nocturna a contrarreloj de nuestro protagonista por llegar antes de que
la noticia del encargo inacabado llegue a los oídos de la persona que contrató sus
servicios.
Una impactante cinta de cine negro española con una
magnífica interpretación de Víctor Clavijo, otro valor más que salió de la
inagotable cantera de actores españoles que fue la serie de corte juvenil "Al salir de clase", que clava con la precisión de sus gestos y su grave voz al embaucador
asesino. El manejo de la cámara, con secuencias bastante notables, la oscuridad
que refleja y un sólido guion por parte del debutante Javier Muñoz en la
dirección, hacen que el producto final sea muy efectivo.
Un film que desmenuza, por un lado el comportamiento y la
mente de los llamados sicarios y por otro el poder corrupto que habita en
nuestras sociedades, donde policías, políticos, empresarios campan a sus anchas gastándose nuestro dinero sin temor alguno.
Una película que quizá no tenga la difusión de una superproducción "made in Hollywood", pero que refleja que el cine patrio se encuentra en plena forma con
ejercicios tan arriesgados y bien hechos como éste que tenemos entre manos.
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