sábado, 29 de octubre de 2016

LA CHICA DEL TREN (Tate Taylor, 2016)

"La veloz mutación de libro a película"


Siempre ando receloso cuando se estrena una película basada en un libro que ha tenido mucho éxito y que encima yo también he leído. Normalmente la experiencia no suele ser nada positiva: mi cabeza ya se ha montado su propia película al pasar por mis manos la historia. A pesar de todo, casi siempre se me apodera la curiosidad. Así, aprovechando la fiesta del cine y a pesar de todos los antecedentes, sucumbí también en este caso.

Rachel (Emily Blunt), una mujer desolada por su divorcio, intenta encontrar refugio en la bebida y en la invención de vidas ideales a desconocidos con que se cruza durante los trayectos del tren a Nueva York que toma cada día. En uno de esos viajes será testigo de un extraño suceso en el que se verá involucrada.


Basada en la novela homónima escrita por Paula Hawkins, la película se ciñe prácticamente a la estructura narrativa que sugiere el libro; pero lo hace con un ritmo lento y pausado, sobre todo en la presentación de la historia y de los personajes, que puede ser algo desconcertante y pesada para el espectador. A medida que la historia avanza y nos adentramos en sus vericuetos y continuos flashbacks, nos vemos inmersos en un enredo en lo que nadie es quien aparenta.


Emily Blunt lleva el peso de la película con ese obsesivo y apaleado personaje, atrapado en su propia existencia,  que de repente descubre una fuente que puede arrojar algo de luz a su oscura rutina y volver a dar sentido a su descuidada vida.


Un thriller que pasará sin pena ni gloria; quizás la premura de los productores por realizar la película, aprovechando el tirón de la novela, haya hecho que el producto final no sea más que un simple encargo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario