martes, 24 de enero de 2017

SILENCIO (Martin Scorsese, 2016)

"Cuando el silencio clama a la razón..."



Una nueva película del director neoyorquino Martin Scorsese siempre es un evento destacable al que nos sentimos con la obligación de acudir prestos y esperanzados. Este nuevo y ambicioso proyecto ha podido tomar cuerpo tras veinticinco años de continuos intentos por transformar en película el inspirador y revelador libro Silencio, del escritor japonés Shûsaku Endô, que el director descubrió durante el rodaje de Los sueños de Akira Kurosawa, allá por el 1990.


En el Japón de la segunda mitad de siglo XVII, dos jóvenes jesuitas portugueses (Andrew Garfield y Adam Driver) deciden emprender la misión de encontrar a su mentor (Liam Neeson), desaparecido, según las noticias, después de apostatar en favor de la religión budista. En su tortuoso viaje se toparán con la fiereza con que los japoneses reciben cualquier señal de cristianismo.




El director da por fin forma a su ansiado proyecto, y lo hace con un trabajo muy potente, cargado de sobriedad, en el que se plantean cuestiones que han azotado al ser humano desde los comienzos de las religiones: la razón frente a la fe y el enfrentamiento entre creencias.




Aunque en un principio cuesta conectar con los protagonistas, es después, cuando las dudas y el poder de la razón retumban con fuerza en el personaje principal, cuando la película gana en interés y nos hace compartir el martirio del protagonista.




Es en el silencio donde el individuo puede llegar a un estado de paz consigo mismo, pero si lo que se pretende es obtener respuestas en los momentos más débiles de fe, el silencio es la voz de la razón.




En definitiva: un correcto trabajo de un grandísimo director que, a pesar de su excesivo metraje, nos hará plantearnos cuestiones trascendentales. Quizás del director de Taxi driver siempre se espera más.

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