"Volver para irse para siempre..."
Louis, tras doce años de ausencia, se reúne con su familia
con la intención de anunciarles que pronto morirá debido a una grave
enfermedad. De vuelta en el entorno familiar, extraño después de tanto tiempo,
revive todo de lo que huyó en su momento. A medida que transcurre la visita
afloran las discusiones, cargadas de resquemor y resentimiento, manifestando las infelicidades de cada uno al tiempo que surge un sentimiento de culpabilidad por haber
abandonado a su familia. Sentimientos enfrentados.
Tras la notable y sorprendente 'Mommy' (recomendada en este
blog hace algún tiempo), nos apetecía ver el sexto filme del joven Dolan… pero
la muy ruidosa puesta en escena, con una familia chillando durante
prácticamente todo el metraje, donde nada se concreta y todo debe intuirse, nos
deja una sensación de extenuación y confusión a la salida del cine.
Entre el adornado ramillete de consolidados actores
franceses (Léa Seydoux, Vincent Cassel, Gaspar Ulliel, Nathalie Baye), con los
que uno no logra empatizar en ningún momento, destaca la presencia de Marion
Cotillard en el papel de dulce y comprensible cuñada, contrapunto al ruido del
resto de la familia. Mención especial merece también la divertida secuencia
donde se escucha la bailable “Dragostea Din Tei”.
En definitiva: una confusa y ruidosa película que no
satisfizo mis expectativas, quizás demasiado altas, y con la que es muy difícil
conectar.
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