“El mayor titiritero del mundo”
Entre los políticos norteamericanos,
quizás Dick Cheney no sea el más famoso: un hombre que estuvo en la sombra
republicana desde los tiempos del Watergate, con Nixon, y que, con George W.
Bush, de 2001 a 2009, llegó a convertirse en el vicepresidente con mayor poder
del mundo.
La película hace un repaso a la biografía
de Cheney, desde sus tiempos como discreto burócrata en Washington, a finales
de la década de los 60, hasta su papel como vicepresidente en la administración
Bush, deteniéndose en las fatales decisiones que cambiaron para siempre el
panorama de la política mundial.
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Dick Cheney maquinando. |
Con un ritmo frenético, Adam McKay, casi
a modo de documental, nos bombardea con toda la información recabada sobre la
persona de Cheney, y nos la restriega por la cara, dejándonos patidifusos con
el modo de actuar de un personaje que nos llevó a la ruina sólo por sus
intereses personales. Nos presenta un burócrata que, de forma silenciosa y
apoyado por su mujer, llegó a la cúspide del poder mundial, y entonces se
inventó una guerra cuyas terribles consecuencias aún hoy seguimos sufriendo.
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El matrimonio Cheney justo después de los ataques del 11-S. |
El trabajo de los actores es de un nivel
excelso: desde la increíble transformación, tanto física como gestual, de
Christian Bale en Dick Cheney, pasando por esa solvente y magnífica actriz que
es Amy Adams, nunca desapercibida, hasta llegar a Steve Carrell y Sam Rockwell,
bordando sus roles como Donald Rumsfeld y George W. Bush respectivamente.
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Dick Cheney jugando con su marioneta. |
Una sátira política que a buen seguro
incomodará a más de uno, pero que refleja sin tapujos la triste realidad de un
mundo cuyo rumbo deciden las prácticas manipuladoras de un conjunto de
indeseables.
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