"El marrón de Churchill"
Tenemos aquí el anverso de Dunkerque (Nolan, 2017):
la guerra diplomática librada por Winston Churchill frente a sus compañeros de
partido con motivo de la respuesta ante una posible inminente invasión de Gran
Bretaña por parte de la Alemania de Hitler.
En la primavera del Londres de 1940, con las tropas alemanas
avanzando rápidamente y las británicas acorraladas, Churchill es elegido primer
ministro del Gobierno británico. Durante los días sucesivos tendrá que afrontar
una disyuntiva que influirá decisivamente en el transcurso de la Segunda Guerra
Mundial: firmar un tratado de paz con el régimen nazi, o no.
La cinta nos muestra una de las figuras clave en la historia
del siglo XX: un carismático político, amante de los puros y el whisky,
perfectamente caracterizado por el actor británico Gary Oldman, que,
desapareciendo bajo una coraza de maquillaje, prótesis y pelucas, nos regala
una actuación sublime y magnética que consigue que toda la historia gire
alrededor de su oronda apariencia.
Si bien una parte importante, hay que decir que la película
no es solo Gary Oldman. Destaca también su trama muy bien urdida, la cuidada
ambientación y unos diálogos y monólogos que contribuyen a su fluidez y ofrecen
la cara más humana del líder, sus miedos, sus deseos. En concreto, una escena
en el metro hacia Westminster refleja bien su vehemente convicción y el poder
de su discurso.
Ciento veinte frenéticos minutos que se pasan volando
gracias a su magnífica recreación de un momento crucial para el devenir de la
historia británica y mundial. Altamente recomendable.
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